luzinterruptus

For Women’s Safety (A humorous bloody intervention) / Para la seguridad de la mujer (Intervención humorístico-sangrienta)

Last July, we roamed the streets of Madrid with our lights searching for the right location to carry out our new piece, “For Women’s Safety (A humorous bloody intervention)”, with which we wanted to improve dangerous public places.

We keep hearing that Madrid is a friendly, welcoming city. However, it has much to improve as far as the use women can make of its places, especially in areas that are far from its downtown area as well as inside many public buildings.

Any woman who transits back streets alone in the middle of the night, will probably do so in alert and distrustfully. This is not due to deficient lighting as much has been done in the last years to illuminate every corner of Madrid. However, your heart inevitably rushes, you pick up your pace and sharpen your senses, avoiding hidden alleys and looking for broad and open streets.

We spent several days looking for these unsafe places. We surveyed women and considered their suggestions. We also visited websites where these sorts of areas are identified and entered them with much precaution. They were really spooky though we could not work in them as they were overly lighted.

We finally stayed in the AZCA area, Madrid’s financial district, which hosts the corporate headquarters of many large companies which have their own private security for their buildings.

During the daytime, it bustles with activity as there are many establishments servicing a host of office workers and top-level executives. However, it completely changes during the night as other sorts of establishments emerge such as dance clubs and bordellos which mingle with settlements of homeless people who sleep in the open hidden in dark corners. This is the worst setting for any woman to feel comfortable.

We went there to place our maxi pads. They were chosen as symbols of many important demands, and also because they draw the line between the civilized world, which considers them essential, and the third world which cannot afford them and considers them a taboo as well.

Their use also implied a humorous hint against publicity (we are passionate about this issue) which preposterously shows them as objects with magical properties associated with safety, comfort, happiness, a good smell, lightness, clouds, or the color blue or pink, but almost never the color red. According to this association of marketing ideas which have always been bombarding our brains, we can create a highly safe place for women by using them in large quantities.

We placed around 1,000 units with blinking red lights inside, intervening two places in AZCA with them.

The first one looked rather unkempt and abandoned, and it was full of stairs and dark tunnels out of which an occasional passerby would come furtively.

We covered it with maxi pads which were meticulously arranged lending it a peculiar look which could almost be defined as comfortable, fluffy and intimate, and not as menacing as it looked before we arrived.

The second intervention took place at a closer, more open and transited place where we improvised rails drawn with lighted maxi pads which could be used to guide female passersby at that hour – there were not many, for obvious reasons.

We actually made male passersby look away and pick up their pace feeling somehow awkward and annoyed by this situation as it is well known that maxi pads and the color red produce in men the same effect as garlic in vampires.

After a few hours, we collected everything and left the place in the same condition as we found it. We stored the material for future use or in case someone asks us for it.

We want to thank our friend Montaña who helped us throughout the entire process, as well as Nicolás and Melisa Hernández who created a great photographic report despite the difficulties.

Time of installation: 2days.
Damages: none.
Exhibition time: 5 hours
.

————–

El pasado mes de julio salimos por Madrid con nuestras luces, buscando una localización apropiada en la que llevar a cabo una nueva pieza «Para la seguridad de la mujer (Intervención humorístico-sangrienta)» con la que queríamos mejorar espacios públicos peligrosos.

No paramos de escuchar que Madrid es una ciudad amigable y acogedora, pero en realidad tiene mucho que solucionar en cuanto al uso que las mujer pueden hacer de sus espacios, sobre todo en zonas alejadas del pequeño núcleo central, así como en el interior de muchos edificios públicos.

Cualquier mujer que transite sola por calles secundarias de noche, seguramente lo hará desconfiada y alerta, y no porque Madrid tenga una deficiente iluminación, que en los últimos años se ha puesto mucho interés en sobreiluminar hasta el mas recóndito rincón. Aún así, resulta inevitable que el corazón se acelere, el paso se haga mas rápido, el oído y la vista se agudicen, y se prefiera andar por medio de la calle evitando los recovecos sin visibilidad.

Durante varios días buscamos estos espacios poco seguros, preguntamos a mujeres y revisamos sus sugerencias, también visitamos páginas en las que se identifican este tipo de zonas y nos internamos con mucha precaución en ellas. Verdaderamente daban miedo aunque no podíamos trabajar en ellas por estar muy iluminadas.

Finalmente nos quedamos en la zona de AZCA, el distrito financiero de la ciudad, donde se alojan las sedes de grandes empresas que cuenta con seguridad privada en sus edificios.

Durante el día hay en ella una bulliciosa vida, con muchos locales que dan servicio a una poblada de oficinistas y ejecutivos de alto nivel, pero durante la noche el uso cambia radicalmente, saliendo a la luz locales de ocio nocturno, salas de fiesta y prostíbulos que conviven con asentamientos de sin techo que duermen a la intemperie, aprovechando tantos rincones oscuros. El peor escenario para que una mujer se sienta cómoda.

Allí íbamos a colocar nuestras compresas, elegidas por su simbolismo y por haberse convertido en centro de grandes reivindicaciones, también porque marcan la diferencia entre un mundo civilizado, que las considera de primera necesidad y un tercer mundo que no puede costearlas y además considera un objeto tabú.

Por otro lado, su uso nos daban pie a hacer un guiño humorístico, contra la publicidad, (nos apasiona el tema), que absurdamente las muestra como objetos con propiedades mágicas asociadas a la seguridad, el confort, la felicidad, el buen olor, la ligereza, las nubes o el color azul o rosa, pero casi nunca el rojo. Según esta asociación de ideas marketinianas, que lleva toda la vida martilleando nuestras cabezas, si las usábamos en grandes cantidades, podríamos conseguir un espacios altamente seguro para la mujer.

Colocamos unas 1.000 unidades, que llevaban luces rojas intermitentes en su interior, e intervenimos con ellas 2 espacios de AZCA.

El primero más residual y con aspecto de abandono, lleno de escaleras y túneles oscuros por los que de vez cuando salía alguna persona de manera furtiva.

Lo cubrimos íntegramente de compresas, meticulosamente ordenadas, que le daban un curioso aspecto, casi podría decirse que confortable, mullido, e íntimo, y alejado de la sensación de peligro que tenía previamente a nuestra llegada.

La segunda intervención fue en un espacio cercano, mas abierto y transitado. Allí inventamos carriles dibujados con compresas iluminadas, y que podían servir para guiar por ello a las mujeres que a esas horas transitaban, no eran muchas, por razones obvias .

Lo que si logramos, fue que los hombres que pasaban a esas horas, miraran para otro lado y aceleraran el paso, algo inseguros y molestos con la situación ya que por todos es sabido que compresas y rojo produce en el hombre el mismo efecto que el ajo en los vampiros.

Al cabo de unas horas, recogimos todo y dejamos el espacio en las mismas condiciones en que nos lo habíamos encontrado, guardando el material por si en el futuro queremos volver a dale uso o por si alguien nos lo pide.

Damos las gracias a nuestra amiga Montaña que ayudó en todo el proceso también a Nicolás y a Melisa Hernández que hizo un estupendo reportaje fotográfico, a pesar de la dificultad.

Tiempo de montaje e instalación: 2 días
Daños ocasionados: 0.
Permanencia de la intervención: 5 horas.

For Women’s Safety (A humorous bloody intervention) from luzinterruptus on Vimeo.