Glints of the wind / Destellos del viento
We are still drawing ideas for next year.
As it happens with most of what we do, this piece has come up from observing what lies around us, things that are there and that only need to be looked at in another way.
This time, we have focused our attention on one of the most common objects in a landscape which, apart from playing a quite clear functional role, possesses aesthetic qualities that are very appealing to us.
Who hasn’t ever noticed, at some point, the glints that come from the roofs originated by the sunrays when they are reflected on the polished metal of chimney spinners?
As Aeolus fulfills his task of extracting the smoke from inside the homes, he offers passersby a revolving luminous point which inevitably makes us look up and notice that landscape of rooftops which is always astonishing.
A magical symbiosis which we don’t want to be over when the sun goes down. So, to this end, there is nothing easier than adding light to this Aeolian hats and plant them, thus creating a forest of various forms and sizes within an open space where the wind blows.
After the intervention, visitors could take the pieces and integrate the area’s landscape by keeping them at their rooftops or gardens as a kinetic lamp or a rudimentary disco ball.
Illustrations were made, as always, by the incredible Marta Menacho.
For more information on this piece, please contact us at our e-mail.
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Seguimos dibujando ideas para el próximo año.
Como casi todo lo que hacemos, esta pieza surge de la observación de lo que nos rodea, cosas que están ahí y que sólo necesitan ser miradas de otra manera.
Esta vez, hemos puesto la atención en un objeto de lo mas común en el paisaje, que además de cumplir un cometido funcional bien claro, posee unas cualidades estéticas que nos atraen sobremanera.
¿Quién no se ha fijado alguna vez en los destellos de luz que vienen de los tejados y que se producen cuando los rayos de sol inciden en el metal pulido de las capuchas giratorias que tapan los tubos de las chimeneas?
Mientras Eolo cumple la función de extraer el humo del interior de las casas, a los paseantes nos brinda un punto lumínico giratorio que inevitablemente nos hace mirar hacia arriba y fijarnos en ese paisaje de tejados que siempre sorprende.
Mágica simbiosis que no queremos que acabe cuando se pone el sol, y para ello, nada mas sencillo que añadir luz a estos sombreros eólicos y plantarlos formando un bosque de tamaños y formas variadas en un espacio abierto donde corra el viento.
Después de la intervención, los visitantes podrían llevarse las piezas e incorporar el paisaje de la zona, manteniéndolas en sus azoteas o jardines, cual lampara cinética o rudimentaria bola de discoteca.
Ojalá pronto podamos llevarla a cabo.
Las ilustraciones son como siempre de la increíble Marta Menacho.
Para más información sobre la pieza contáctanos a nuestro correo electrónico.