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Dead by Plastic (Extended Version)/ Muertos por plástico (versión extendida)


 

In this installation titled «Dead by Plastic (Extended Version)» we offer a highly visual representation of a daily apocalypse: the rampant consumption of plastics.

This project stems from an idea we implemented in 2019, guerrilla-style as we like to do, to protest the ineffective outcome of the COP25 World Climate Summit held in Madrid.

Now, with more imaginative resources and a fair dose of irony, we envision a massive version that effectively illustrates how humanity, in its relentless pursuit of consumerism, has turned plastic into an inseparable, omnipresent companion as difficult to abandon as a bad habit. A toxic life companion that is taking over our ecosystem and embedding itself within our bodies.

The bodies that make up this work will be created from plastic collected from the local environment where we will work and represent a human being who has succumbed to their own creation. They float, lie in the streets, occupy museum spaces, soar above our heads; wherever they are placed, the vision remains the same: large, motionless bodies, glowing from within, filled with bottles, wrappers, and plastic fragments that form a menacing mass of waste displayed as monumental reminders of excess.

As spectators and participants, we do not just see the work: we nurture it. We invite neighbors to contribute their plastics, inserting them into the bodies that light up the night with a glow that could easily be mistaken for a holiday attraction. Thus, the installation becomes an interactive piece that we build together, reflecting our undeniable contribution to the accumulation of waste.

Each body is constructed following patterns that, when sewn, form human figures, like a rigid and semi-transparent fabric suit that holds its shape and reveals what it contains inside, taking the form of an enormous mass of plastic waste.

The internal light casts an unsettling glow that illuminates the containers, drawing attention and forcing us to confront both the beauty and the horror.

The piece is relatively simple to create: it requires a more or less detailed human body pattern and a strong, transparent fabric that, as it fills with thousands of containers, takes on a well-defined and human-like shape. Additionally, large amounts of plastic material and powerful lights will be housed inside.

These luminous figures can appear lying down, in museums, occupying streets, floating on water surfaces, suspended in the sky, or crawling over a facade or any significant public space, reminding us of what we are and, worse, what we will become: self-destructive beings who exploit and degrade the environment without flinching.

When the lights go out, one question will remain: how long will we continue to fill ourselves with plastic before we ourselves become part of the installation?

The piece is highly relevant, as it invites viewers to pause before such a surreal scene, to observe, and to spark debate. More than just a light piece, we want it to be a visual reminder that our daily choices have catastrophic consequences for the future.

For all these reasons, we are eager to bring it to life, in any of its endless versions…

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En esta instalación titulada «Muertos por Plástico (versión extendida)», ofrecemos una representación muy visual de un apocalipsis cotidiano: el consumo desenfrenado de plásticos.

Parte de una idea que llevamos a cabo en 2019, al estilo guerrilla que tanto nos gusta, para protestar por lo poco efectiva que había sido la Cumbre Mundial del Clima COP25, celebrada en Madrid.

Ahora, con mas recursos imaginativos y cantidad de ironía , imaginamos una versión masiva que nos sirva para ilustrar de manera muy efectiva, cómo la humanidad, en su afán consumista, ha convertido al plástico en un compañero inseparable, omnipresente, y tan difícil de abandonar como un mal hábito. Un compañero de vida nocivo, que se esta apoderando de nuestro ecosistema y se aloja en nuestro organismo.

Los cuerpos que componen esta obra, estarán hechos de plástico recolectado del entorno cercano en el que trabajaremos, y representan a un ser humano que ha sucumbido a su propia creación. Flotan, reposan en las calles, ocupan espacios museísticos, vuelan sobre nuestras cabezas; en cualquier lugar donde se les quiera situar, la visión es similar: grandes cuerpos inmóviles, brillantes por dentro, repletos de botellas, envoltorios y fragmentos plásticos que forman una masa amenazante de desechos que se exhiben como gigantescos monumentos al exceso.

Como espectadores y participantes, no solo vemos la obra: la nutrimos. Invitamos a los vecinos a aportar sus plásticos, insertándolos en los cuerpos que iluminan la noche con un resplandor que bien podría confundirse con el de una atracción navideña. De este modo, la instalación se convierte en una obra interactiva que hacemos crecer entre todos, reflejando nuestra innegable contribución a la acumulación de basura.

Cada cuerpo está fabricado siguiendo unos patrones que, al coserse, forman figuras humanas, como un traje de tela rígida y semitransparente que mantiene la forma y deja ver lo que aloja en su interior, dándole forma a una ingente masa de residuos plásticos.

La luz interna proyecta un resplandor inquietante que ilumina los envases, atrayendo la mirada y obligándonos a confrontar la belleza y el horror.

La pieza es bastante fácil de realizar: se necesita un patrón de cuerpo humano más o menos detallado y una tela resistente y transparente que, a medida que se llena de miles de envases, va tomando una forma bien definida y humana. Además, grandes cantidades de material plástico y potentes focos que estarán alojados en el interior.

Estas figuras luminosas pueden aparecer en estado yacente, tanto en museos como ocupando calles, superficies de agua, suspendidas en el cielo o reptando por una fachada o en medio de cualquier espacio público relevante, recordándonos lo que somos y, lo que es peor, lo que seremos: seres autodestructivos que explotan y degradan el medio ambiente sin inmutarse.

Cuando las luces se apaguen quedará una pregunta en el aire: ¿cuánto tiempo seguiremos llenándonos de plástico antes de convertirnos nosotros mismos en parte de la instalación?

La pieza es muy pertinente, ya que invita a detenerse ante tan surrealista escena y a observar y abrir el debate. Más que una obra de luz, queremos que sea un recordatorio visual de que nuestras decisiones cotidianas tienen consecuencias catastróficas en el futuro.

Por todo esto estamos deseando llevarla a cabo, en cualquiera de sus versiones, que son infinitas…